sábado, 28 de abril de 2012

El Misterio de la Noche

Hola, soy Minilokoo. En realidad ese no es mi nombre, como supongo ya os habréis dado cuenta. Tampoco importa demasiado por qué me llaman así ni cómo me llamo. Soy el "uno más" de la carretera y también escribo o, al menos, cuento historias, y eso es lo que importa.

Hoy, el mayor, hace esta breve presentación mía (tiene más labia que yo, por algo es más mayor, claro) y me cede "los trastos" de escribir para que os cuente, ahora sí que yo y sólo yo, una histoira que hace poco he inventado. ¡Ojo!, ni el mayor, ni la otra (ahora enfadada -nunca sabremos por qué-), van a tocar ni una sola línea de lo que yo comienzo a escribir.

Érase una vez, un niño que quería descubrir quién había robado la noche en Manzanares El Real. También ideó un plán para devolverla. Pero le faltaba gente para poder hacerlo y, ¡de repente!, apareció un buitre que era amigo de un ave rapaz que también se unió al grupo de investigación.

Después de un día de mucha lluvia subieron a una cueva de La Pedriza y en ella encontraron al ladrón convirtiendo la noche en agua. El ladrón se dió cuenta de lo importante que era la noche para el pueblo y la devolvió. Y todos fueron felices para siempre.

FIN
Espero que os haya gustado.
 



lunes, 23 de abril de 2012

195 metros

Se ha escrito mucho sobre el porqué de los 195 metros finales de una maratón. Que si era la distancia que separaba la línea de meta del Palacio de Buckinghan donde esperaba la familia real británica, que si llovía y se hubo de trasladar la tribuna de autoridades esos 195 metros para que no se mojaran... etc, etc. Sea cual sea la razón, lo que es totalmente cierto es que es en ese pequeñísimo instante de espacio-tiempo en el que el corredor entra en otra dimensión. Libera las pocas fuerzas que le quedan, maldice esos casi 200 metros, grita su dolor, siente el asombro de la gesta, flota entre ánimos anónimos, busca a los suyos para hacerles partícipes de su miedo, de su felicidad, de su entusiasmo, de sus lágrimas, de la frustración de sentirse fracasado y de la emoción de sentirse un dios.

Circular.

Eternidad en ese eterno intervalo fue lo que me ofrecieron ayer dos manitas agarradas a las mías. No sé lo que dije, sólo que les quería todo, que era lo más inmenso que había vivido, que llegábamos, que corría por ellos, que ellos me habían llevado hasta allí, que era feliz... y lo era, y lo soy. Parafraseando a Kavafis diría que al recordar esos instantes en mi mente todo se remueve y los encuentro y escucho su último aliento, y el primero.

Corro para distanciarme. Ellos me acercan porque son todo.

martes, 17 de abril de 2012

Eating like the zombies

Así que le dije a papa : vamos hacia Colmenar.

El CRU, por si no lo sabéis, es el Centro de Residuos Urbanos; vamos, el lugar donde se lleva la basura para su tratamiento. Cuando llegan los camionesse pasa la basura por un colador gigante donde se clasifica en diversos tamaños: pequeño, mediano y grande. La basura pequeña y la mediana la llevan a un tubo que la aspira hacia arriba y por otro que la mezcla con otros objetos para el posterior reciclaje. La basura grande pasa a unas cintas transportadoras que la llevan a una zona donde unas enormes cuchillas la trituran y unas prensas neumáticas las aplastan dándolas forma de cubo.

Le dijimos a Leonardo Dantés que continuara cantando para que los zombies nos siguieran. Al llegar al CRU, dirigimos a los zombies hacia el colador gigante, donde fueron cayendo todos hasta que no quedó ni un solo muerto viviente en el exterior. El colador gigante empezó a moverse hacia la cinta transportadora donde comenzó el último baile: bien troceaditos, bien aplastaditos y ¡TATACHÁN!: al final del todo nos encontramos con una gran pila de cubos de zombies.

Tanto susto, tanto miedo, tanta incertidumbre... ¡¡¡CUÁNTA HAMBRE NOS ENTRÓ DE REPENTE!!!. Papá nos miró y nos dijo a los tres (Leonardo incluido):

- "Bueno chicos, habéis estado geniales y supervalientes. ¿Qué os parece si os invito a comer como merecéis?".

- "¡Hurra, Viva, Olé, Olé...!", exclamamos todos.

- "Bueno, ¿y a dónde queréis que vayamos?; ¿se os ocurre algún lugar especial?".

... Nadie decía nada; bueno, en realidad, todos hablábamos pero sin ponernos de acuerdo: ¡¡PIZZA, PIZZA, CHINO, CHINO, VEGETARIANO... gritaba Dantés!!. De repente se oyó a papá gritar:

- "¡¡¡¡BAAAAASTAAAAA YAAAAA!!!!...silencio, por favor: ya lo he decidido".

¿Y sabéis a dónde nos llevó?: ¡¡A LA HAMBURGUESERÍA ALFREDO'S A COMERNOS UNA HAMBURGUESA DE AUTÉNTICA CARNE PICADA ... ¡¡JAJAJAJA!!

Ahora y aquí cuadra bien la palabra fin, pariente de infinito y hermana menor de confín cerrado. (Los peces no cierran los ojos, Erri de Luca).

jueves, 12 de abril de 2012

Dancing with the zombies


Fue MiniLooko el primero en darse cuenta de que algo raro estaba pasando.

-“¿Te fijado en los “nuevos” que se están incorporando al desfile?... ¡Esos sí que dan miedo de verdad!. No sé por qué, pero tengo la sensación de que están ocurriendo cosas muy raras. A uno de ellos le acabo de meter un pisotón que si hubiera sido papá  me habría dado un sopapo que no veas y, nada, se ha quedado tan tranquilo. ¿Y ese otro que no hace nada más que mirarnos a todos  relamiéndose los labios?, … tú ríete pero a mí me está entrando un canguele”. 

-¡Anda, anda…!, ya estás con tus fantasías fantasiosas –le contesté-. Que sí, que sí, que ya están aquí LOS VERDADEROS MUERTOS VIVIENTES…. ¡jajaja!.

Viendo que no le hacía el menor caso, se fue directo hacia papá que en aquellos momentos se estaba pegando con uno de los ojos de maquillaje que se había colocado y que pugnaba por salirse de su órbita de tanto meneo y tanto baile; claro, como no está acostumbrado el pobre.

¡A ver, a ver…!, de poca costumbre nada de nada, que uno siempre dominó el pasodoble de forma magistral, lo que ocurre es que generalmente no me muestro en público y claro, cuando me ven desplegar tanto arte se quedan pasmados. Mas es cierto, el pequeñajo se lanzó contra mí y de forma atropellada me soltó:

-"¡papápapáquesossonzombisdeverdad… miramira…!”

Uno de los recién incorporados enganchó por la cola a un perro pequeño que llevaba una señora de paseo y en un visto y no visto se lo zampó… ¡con collar incluido!

Rápidamente atraje a los niños hacia mí y… 

¡Pero qué dices, si te entró una temblona que casi te tenemos que sujetar para que no te cayeras!.... ¡menudo valiente!.

 ¡Eh, eh… que eso no es cierto, lo que pasó es que tenía las piernas algo machacadas de la marcha y, ya sabes, la rodilla, el talón, la ciática …! 

-"¡Ni el uno ni el otro, si no llega a ser por mí ahora mismo no estaríais contando lo que pasó!".

Bueno, bueno…, todos tenemos un poco de razón: yo temblaba de miedo, vosotros me sujetasteis y os sujetasteis a mí y el pequeñajo al menos no se puso a chillar y, de casualidad, dio con la solución.

Debo de reconocer que, en esta ocasión,  tienes algo de razón. Temblábamos de miedo, pero más aún al comprender que ¡éramos los únicos que parecíamos habernos dado cuenta de lo que estaba sucediendo!. Había que hacer algo, y rápido, o en poco tiempo Madrid se convertiría en una auténtica CIUDAD ZOMBIE.

Fue en ese instante de terror cuando MiniLooko dijo:

-“Si pudiéramos meterles a todos en un autobús y llevárnoslos lejos… pero, claro, ¿quién les va a convencer para que lo hagan…?” 

¡Esa era la idea!: reunir a los zombies auténticos y sacarlos de allí antes de que se comieran a todo bicho viviente...

En ese momento empezó a sonar a todo volumen el “Zombifícate” de Leonardo Dantés: 

“¡¡Zombifícate, zombifícate,
la Zombiterapia está superbien.
Zombifícate, zombifícate,
la Zombiterapia está superbien!!”

El zomberío auténtico se giró en pleno y se dirigieron lentamente hacia el origen del sonido que no era otro que el propio Leonardo Dantés subido en un Dos Caballos descapotable y disfrazado de un horroroso Beetlejuice.

Papá se fue rápidamente hacia él sin soltarnos de las manos y se puso a los mandos del coche diciéndole a Dantés que no dejara de cantar.

El cantante nos miró estupefacto y yo le expliqué como pude lo que estaba sucediendo. Cuando Leonardo vio cómo una de esas cosas se zampaba la cabeza de un pobre transeúnte de un bocado, se dio cuenta de que el asunto era muy serio y continuó con la voz algo más temblona: 

“En el Árbol Zombi es la salida 
de la marcha más divertida. 
Muertos vivientes, caminantes
y no muertos inquietantes

calles y plazas de Madrid 
recorren con ganas de sentir 
sensaciones nuevas
que a otra galaxia llevan.”

Despacio, muy despacio… a ritmo de zombie, vaya, nos dirigimos... ¡¡¿hacia dónde?!!!.

 - “¿por qué no les llevamos al río?”  

¡Pues claro, esa era la solución…!, pero… ¿a qué río,  si lo que hay en esta ciudad no alcanza ni la categoría de reguero?!.

Me quedé pensativo un instante: efectivamente, esta ciudad no tiene río, pero tiene algo mucho más peligroso para un zombie: ¡¡LOS TÚNELES DE LA M30!!.

A la entrada de ese laberinto infernal empezamos a perder las primeras unidades de zombies: unos se equivocaban de túnel, otros, los más, se daban cabezazos en las paredes desesperados por no encontrar una salida, otros tantos se quedaban petrificados al ver cómo les retrataba una cámara oculta sin saber qué había hecho. 

Mientras tanto, Leonardo canta que te canta y la muchachada sigue que nos sigue. 

Muchos quedaban todavía cuando recordé una de las cosas que había hecho esta última semana en el Colegio: la visita al CRU de Colmenar Viejo. Allí debería estar la solución definitiva del problema.

continuará ... o no.

martes, 10 de abril de 2012

Walking with the Zombies

¡Casi me caigo de culo PATAPÚM cuando recibí un correo de papá proponiéndome que fuéramos a celebrar este fin de semana el MZM12!... ¡Cómo!, ¿Qué no sabéis lo que es el MZM?... pues es nada más y nada menos que una Marcha que organizan en Madrid un grupo de frikis en honor al nacimiento de George A. Romero, el creador de la terrorífica: “LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES”.

Intrigada por la propuesta, entré en los enlaces que venían en el correo y lo primero con lo que me topé fue una canción de Leonardo Dantés llamada “Zombifícate” y que comenzaba así:

Escalofriante fin de semana   
en Madrid vivirás si a la MARCHA
ZOMBIE  MADRID te unes. Hazlo ya
y guay te sentirás.

Todo ello a ritmo de un frenético RAP.

No me negaréis que la cosa tenía su gracia y, por tanto, decidí aceptar la invitación; eso sí, con la condición de que todos teníamos que ir debidamente disfrazados.

Llegó el ansiado sábado de muertos vivientes y allí que nos ves a los tres pinta que te pinta, ojos para dentro, ojos para fuera, verde en los labios… vamos, dignos modelos de una Alaska desbocada. Papá, la verdad, no hacía falta que se disfrazara demasiado… tiene despertares más cercanos al más allá que a la casa en la que vivimos. 

Cuando llegamos al árbol Zombie, lugar de comienzo de la marcha, nos asombramos mucho debido a que la gente que allí se había reunido iba disfrazada de tal forma que daba miedo, ¡¡¡pero que mucho miedo!!!.  No éramos los únicos niños que estaban allí, pero seguro que no éramos los más asustados de momento…

La marcha Zombie empezó a las siete de la tarde, y a las ocho, estábamos con los pies hechos polvo de tanto andar, aunque la gente que nos rodeaba, tampoco parecía estar muy animada con lo de andar y bailar. A las nueve, cuándo ya anochecía, allí estábamos los tres arrastrándonos por el suelo como Zombies de verdad, ¡Qué horror!...

To be continued...

domingo, 8 de abril de 2012

El embalse no es una playa

El otro día, estábamos paseando por el embalse de Manzanares y nos encontramos con un grupo de niños con un señor diciendo " VAMOS, VAMOS, VAMOS A LA PLAYA " Y nosotros nos mirábamos con cara de: a este que le pasa... Mas tarde nos lo encontramos hablando con los pescadores: OYE QUE NO SABÍA QUE ESTO ERA ZONA DE PESCA... o cosas por el estilo. Espero que se de cuenta de que es un embalse no el MAR. 

FIN
                                                              

sábado, 7 de abril de 2012

Coger Distancia


Ayer leía en el último libro de Erri de Luca la razón por la que subía montañas:  “para coger distancia”. Raro es el montañero, alpinista, escalador, al que no le han preguntado en más de una ocasión por qué sube hasta allá arriba; ¿qué se le ha perdido?.  Las respuestas suelen ser muy diversas, desde la archiconocida “porque está ahí”, hasta algunas mucho más elaboradas relacionadas con un existencialismo complejo de transmitir.

Algo parecido le ocurre al corredor de fondo: ¿por qué corres?.  Al menos el alpinista siempre podrá hablar de paisajes, de vistas increíbles, de la satisfacción de llegar arriba, a la meta. El fondista casi nunca puede refugiarse en su entorno, sólo algunos pocos afortunados podemos disfrutar de la NATURALEZA MAYÚSCULA mientras corremos, por tanto, tampoco hay vistas, y casi siempre, la llegada a la meta está acompañada del máximo de sufrimiento.  No existe la mítica nada más que en los libros. En un maratón,  cuando estás llegando a la meta, ni te fijas si está la familia, o los amigos y ni siquiera te cabe la satisfacción de haber terminado. Sólo piensas en que ese sufrimiento extremo acabe de una vez.

Y aun así, corremos. Para coger distancia.

Mientras corría esta mediodía he pensado en esas palabras y me he permitido la licencia de hacerlas mías y utilizarlas como explicación/justificación de aquello que me apasiona. Cuando corres no sólo te alejas de tu entorno, también tomas distancia de ti y de tus hechos. Lleves ese pensamiento asociativo del profesional que está atento al más mínimo gesto de carrera, o corras con la mente puesta en el carro de la compra que cuando acabes tendrás que hacer. Siempre está esa distancia desde la que contemplas y te contemplas.
Quizás también por ello haga mis rutas circulares. Era algo instintivo, más una manía (una más) que algo realizado con algún tipo de fundamento. Ahora sé que también "circulo" para alejarme, rodearme y regresar.

Otro viaje, otra carretera, otro aprendizaje.

miércoles, 4 de abril de 2012

El pequeño abeto

Había una vez un pequeño abeto que siempre estaba triste. Solo en el bosque, rodeado de árboles enooormes Todos los demás árboles tenían hojas, en cambio él tenía agujas. Un buen día, el abeto deseó que sus hojas fueren todas de cristal. Cuando se despertó estaba rodeado de gente con sacos, y el abeto se preguntó: ¿ Por qué la gente traerá tantos sacos ? De repente, el abeto se dio cuenta: ¡Era de cristal!. El pequeño abeto, empezó a agitarse, tanto que la gente, asustada,  se fue corriendo a su casa. Antes de irse a dormir el pequeño abeto deseó algo que no se lo podía creer ni él: Deseó volver a ser el mismo para siempre jamás. A la mañana siguiente, el abeto miró a ver si su deseo se había cumplido, y así fue, el abeto no volvió a quejarse de nada en toda su vida.
                                                        FIN                              

                                 ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO 
                                                                                         

martes, 3 de abril de 2012

Tres tristes "trigues"

Resulta que el "o no" sirve de mucho. Por ejemplo, No somos dos, somos más. ¿cuántos?... incontables. El caso es que pensamos que aunque este invento pretenda cierta unidad, conseguirla, siendo cada uno patacoja de un banco, resulta obra de titanes y aquí se es cualquier cosa menos titán.

Así pues ahora somos tres tristes trigues... de ahí el "locualo".

Ayer hicimos uso de la carretera, del viaje que nos hace, y desafiando las lluvias previsibles, nos lanzamos hacia el más allá tan cerca siempre de nosotros.

No te tires tanto rollo que aburres a la gente y así no conseguiremos seguidores.

Ayer fuimos a Termancia. Llovía, estábamos solos. Bueno, en realidad estábamos solos rodeados de unas dos mil ovejas y seis mastines.

Termancia huele a lavanda y es un lugar mágico. La lluvia y el balido constante de las ovejas hacían aún más irreal el entorno. ¡No nos extraña que allí se celebren fiestas de plenilunio! (tenemos que ir algún día), el lugar invita a ello.

Tiendas, foros, casas, acueductos, graderíos, termas... todo ¡tan fabuloso!.... y barro, claro, porque la lluvia también tiene eso cuando cae de aquella manera. Pero fue muy divertido: jugar a los romanos, entrar en las habitaciones en las que ellos vivieron, penetrar en la oscuridad del acueducto siguiendo el gorro fosforescente de nuestro particular guía--- ¡y comernos el bocata en el coche miga va, miga viene!.

Termancia nos llevó a Gormaz de la mano de Rosendo y pasando por Recuerda.

Gormaz es muy pequeño y su castillo ENOOOOOOOOOOOOOOOOOOORMEE.

Caballeros, Alcaides, arcos de herradura (el guía se empeñó en contar las características de los diferentes elementos del castillo... ¡Qué plasta!), Princesas, caballos, armas, batallas... eso es la fortaleza de Gormaz.

Y abrazando a la fortaleza: EL DUERO DE PLATA. Y los campos que riega formando un dibujo de manta antigua, verde, ocre y marrón... y, sobretodo, cálida.

Con ACDC llegamos al Burgo de Osma y también al Sprite caliente, el Nestea templado y el café con leche frío. Todo ello de la mano de la Señorita Rotenmayer del bar Capitol al que os recomendamos no ir. Sí que lo hagáis, sin embargo, a la pequeña tiendecita Vegaucero de la Calle Mayor donde un amable Sancho nos obsequió con las sacrosantas yemas de Almazán y sus benditas paciencias.  También con su paciencia cuando "el nuevo triste trigue" se lanzó a la caja de yemas sin ningún tipo de pudor.

Y así pasó el día, pasó la tarde. El cielo se abrió un poquito y con el calor de los últimos rayos de sol y la voz de Avril Lavigne (¡cómo no!), llegamos hasta aquí... hasta vosotros. Un poco más sabios, un poco más viejos, un mucho más felices.
 


lunes, 2 de abril de 2012

Desastre

Mi papa estaba haciendo una tortilla de patatas cuando de repente me apoyé en la mesa y como es un poquito inestable me caí con ella: el ordenador, los bolis, los  muñecos, los CDs... y yo, claro. Papa se dio cuenta por el ruido que escuchó y subió corriendo a ver que había pasado y cuando lo vio se rió un poco y luego le ayudé a recoger todo lo que yo había tirado. Cuándo terminamos papa volvió a la cocina mientras que yo terminé de escribir el  blog. Y esto es todo por hoy, espero que les haya gustado.

...

Bueno,  en realidad no fue tan así. Todo es "o no" porque lo cierto es que la aparición del padre tras el estruendo fue la de una "Furia Enfurecida" y es que, claro, las patatas a medio pelar, la sartén con el aceite en el fuego y los plazos, o los tiempos, siempre los tiempos. Y eso que lo que pretendíamos era hablar de Picasso.

Esta tarde, tal vez, que aunque vamos a ir a Tiermes todo apunta a que va a llover y regresaremos pronto.

Pediros perdón por nuestra (su, ella es más que yo) anarquía. Prometemos enmendarnos poco a poco... o NO.

"... et, voilà... PICASSO retrouvée..."

Frankenstein Roi Pirate

 L'Homme Coloré

domingo, 1 de abril de 2012

¿Por qué Dos, por qué en la carretera, por qué "o no"?

A la primera pregunta es muy fácil responder: Somos dos.
A la segunda resulta sólo algo más complicado: Quizás la respuesta ideal sería... "porque todo es viaje".
Y la tercera está incluída en la segunda pues a fin de cuentas toda verdad contiene en ella su propia negación.

Bienvenidos, pasen y lean las peripecias de estos "Dos en la Carretera... o no"